martes, 5 de enero de 2010

La gitana


Tenía menos de diez años cuando ví a las gitanas. Venían por la calle tocando puertas de vereda a vereda.
-hola lindo!!!
un pañuelo cubría su cabellera negra y una cola de caballo se extendía sobre uno de sus pechos semidesnudos.
-está tu mare?anda llámala.
recuerdo que entré por el largo zaguán y ella se quedó atrás esperando con los brazos en jarra. Tuve que atravesar los dos patios para llamar a mi madre que estaba en la cocina.
-dejaste la puerta abierta, dijo mi madre.
Recuerdo que volvimos caminando mientras mi madre me contaba que venían de países remotos y que adivinaban el futuro leyéndote las manos.
Cuando llegamos a la puerta se había ido.
Desde aquel día me pareció verla varias veces deambulando por la casa.
Ahora, con el tiempo cada vez que me encuentro con una gitana, le doy un billete pero no le pregunto nada.

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