martes, 21 de enero de 2014

La revelación.

Estalló, todo había cambiado de golpe. Le había contado que la engañé y no sentí alivio, una tristeza azul nos envolvía. Era el mediodía de un día lunes de Noviembre, ella se encargaría luego de mencionar la fecha como si en ese momento hubiera comenzado una nueva historia, tenía razón.
-Así que es tu amante, esa gorda puta es tu amante.
No lloraba, estaba muy triste.
-Qué boluda como no me dí cuenta.
Estábamos sentados ella en un sillón individual, yo en el sofá que tantas veces había hecho tapizar.
-Me la hiciste bien, cómo no me dí cuenta.
El fin de semana pasé los peores momentos en mucho tiempo. Tenía que contarle, la realidad me forzaba ,el marido de la que había sido mi amante ya lo sabía todo. Y yo optaba por un acto de cobardía en vez de ir a buscarlo y pedirle que lo arreglemos entre hombres se lo contaba directamente a Mara el ser más débil de los cuatro, el más vulnerable.
-Sos un cobarde, necesito agua.
Recordé esa mañana, estaba planchando unas camisas cuando la saludé con un beso, luego cerré la puerta despacio. Mientras bajaba por el ascensor hacia la cochera me miré en el espejo. La imagen de mi rostro era la misma de todos los días como si no me acostumbrara a lo que estaba sucediendo. Aún no le había contado nada pero el fin de semana estuve a punto varias veces. Recuerdo que el sábado a la mañana había hablado brevemente con mi amante.
-Lo sabe todo tiene videos y grabaciones de nosotros, el lunes llamame a las 10 de la mañana él va a estar escuchando, chau.
Así de simple, hasta las manos. Luego traté de comunicarme con ella, de ver.
No hubo caso, sospeché, el tiempo lo confirmaría, que estaba solo. Que siempre estuve solo. Y si me mentía, me pregunté.
Luego me fui al club, aún no caía. El domingo estuve en cama todo el día. Recuerdo que mi mujer y mi hijo pensaban que estaba enfermo.
Ahora me subía al auto, le daba arranque y bajaba por la rampa hacia la calle como todos los días, doblé en Arenales y luego tomé hacia el sur por la calle Uruguay.
-Hola Irene?
Lloraba me dijo que no sabía que hacer, hablábamos por el celular. Yo le dije que lo hablaría con Mara, me dijo que él estaba dispuesto a mostrarle el video y las grabaciones a sus hijos y a que me rajen del trabajo.
-Me está chantajeando- disparé
-Quiere destruirte.
Le dije que lo mejor era contar la verdad que hablaría con mi mujer.
-Adiós le dije.
Doblé por Venezuela, volvía a casa, nada me detendría a contar la verdad. Hablé con Mara.
-Te fui infiel-
-No te creo....vení.
No sé que pensaba mientras avanzaba lentamente por Paraná. Un abanico de consecuencias se abría en mi mente.
Ahora estábamos frente a frente, de vez en cuando contemplaba cada objeto de la casa. El cuedro que había pintado mi padre, los muebles. Los espejos de roble que habíamos comprado hace mucho tiempo en una casa de cachivaches. El Carrillón con su olvidado tictac..
Toda la casa me miraba con indiferencia.

Cabeza Borradora

Ayer llegué a casa con el calor que se alarga hasta la noche. Felizmente hay un espacio fresco, se trata de nuestro cuarto que posee un aparato de aire acondicionado. Allí nos amontonamos con Marina e Indio, nuestro perro heredado, cerramos la puerta y proyectamos alguna utopía con la tele encendida. De golpe una película en blanco y negro despierta nuestra curiosidad. Un hombre intenta dormir pero el chillido de una criatura no lo deja. Hay una lámpara de pie encendida, un extraño mobiliario evoca al expresionismo, sobre una rara mesa un pequeño monstruo berrea. Es una especie de bebé con cara de pájaro recien nacido. El hombre tiene una tupida cabellera como si fuera una brocha. Arriba a la derecha se lee "cabeza borradora" una extraña película de David Lynch.
-Esto es un mamarracho.
A pesar de la expresión de mi mujer las imágenes nos atrapan.
-Es asquerosa, no entiendo que trata de decir.
El pequeño pájaro jadea como si estuviera enfermo, el hombre de la cabeza grande le pone un termómetro en el orificio que parece ser una boca. Luego el bebé ( podríamos llamarlo así) tiene un brote como de sarampión.
El aire suena, parece a punto de estallar. Por suerte y gracias a tener algo de plata lo voy a cambiar por un esplit.
Mientras tanto el personaje sueña con una mujer deforme que baila mientras llueven gusanos. Ella con asco los pisa.
-Qué locura !!!- me escucho decir- voy a sacar al perro.
-Dale - me dice ella
- Esto te atrapa.
Por un rato ambos en silencio miramos las locas escenas. Ahora el tipo está parado observando a la mujer que baila y le vuela la cabeza que rueda sobre el escenario onírico. Ahora su cabeza es reemplazada por la cara del niño. El tipo con corbata tiene la cabeza del monstruo y la cabeza como un cuadro de Caravaggio se empapa con su propia sangre. Luego un niño la levanta y la lleva como si fuera una pelota a un negocio donde un hombre extraño toca un timbre.
-Este tipo hizo el Hombre Elefante.
Mi perro se pasea inquieto por el cuarto.
-Ya vamos.
Ahora un tipo le trepida el cerebro y lo mete en una especie de máquina que en un proceso lineal escupe lápices con una goma de aderezo.
Cabeza borradora se despierta, ahora es él mismo sujeto cabezón que vá hacia el niño y los mata cortando con una tijera la envoltura de gasa y hundiendosela en ese cuerpito miserable que emana una espuma blanca y viscosa mientras agoniza.
Ha refrescado un poco. La película agoniza , excede, se transforma en una descarga eléctrica.
Hoy me entero del argumento de Cabeza Borradora filmada en 1977 diez mil dólares de presupuesto.
Ayer me fuí con mi perro sin ver el final.
Extraordinaria, diría el Bambino.

lunes, 20 de enero de 2014

Reminiscencias

desde mi ventana del piso trece
puedo ver muchas terrazas
y cables y el edificio Olivetti
escucho el ruido invisible
de los camiones de basura
y a una mujer que riega sus plantas
y veo pasar el tiempo
las nubes y el sol
que hiere mis ojos por la mañana
y el escándalo de los aire acondicionados
me despierta a la noche
y entonces vuelvo a la ventana
miro a la nada y pienso
en cosas olvidadas
el tren que pasa por Milán
y el negro que se hace blanco
también puedo recordar
un retrato que hizo mi padre
de la ciudad nocturna
mirada desde la ventana
y nunca pude ver un ángel
solo palomas y murciélagos
pero sí la luna pero sí la luna
silenciosa con sus hebras
de plata.

Gritos del pasado.

A tientas. Al final uno se acostumbraba y entonces se podía andar. No había recetas solo se hacía lo que se podía mientras las noticias llegaban difusas. La masacre se perpetraba de noche, no se animaban a hacerlo a la luz del día. Los muy cagones tenían miedo de que se los identificara, entonces se robaban un auto o con el falcon provisto se dedicaban a la cacería y al robo. Hoy camino por Montes de Oca y veo el nombre en una baldosa de mármol. Fulano de tal muerto y desaparecido en noviembre de 1976. Me gusta poner los números en claro las fechas nos envían a la densidad de un momento.
- te vamos a matar.
alguien me lo dice con voz fingida al oido, alguien que no sabe quien soy y que cumple el mandato de amenazarme. La gestíon de la causalidad , la comparación solo vale para mí. De vez en cuando recibo esa llamada y no me acostumbro.
A veces creo que es irreal, que nunca ocurrió. Me niego a que un hecho vulgar, como el adulterio, tenga como contrapago mi vida.
Alguien nos piensa, sabe nuestro nombre y hasta detalles mínimos. Demasiada información para una venganza
Es enero de 2014 y camino por Barracas. A tientas aunque el sol y el aire y la térmica apague la voz de los acondicionadores de aire. Revivo épocas pasadas, errores, apropiacion de vidas. Uno se acostumbra a estos pormenores a depender de la voluntad de otro que se conforma como si pudiera enmendar su dolor.
Tropiezo de nuevo con la baldosa, con el nombre.
A tientas imagino la larga noche, el suplicio, la soledad.
La amenaza tiene otro cometido. Es como un eco. Esta ciudad tiene registros que si nos sentamos a escuchar podemos percibir casi sin horror, los gritos ahogados del pasado.

memoria de un testigo

Era como andar por la noche a media luz. Aunque fuera una tarde de 1976 nos llegaban los gritos de cualquier cuadra. La ciudad era larga, ir de un lado al otro evitando los piquetes policiales, no saber la hora de llegada. Leo sobre la muerte de Juan Gelman y su fuerte militancia del converso. Un judío  converso, así llamaba mi padre a su amigo tambien poeta Jacobo Régen. Pero era un converso y el converso tiene una pasión que proviene de ese estar casi siempre en el lugar equivocado.
Mi novia tenía sus hermanos y luego de un tiempo me contó que todos eran montoneros, cuatro que habían sido cinco. Uno había quedado en el camino cuando era niño.
- esta me la tomo si me agarran.
Dijo el Gringo mientras me mostraba una capsula envuelta en papel de chocolate.
-cianuro.
Recién lo conocía, era el mas chico de los hermanos pero militaba con el grado de teniente. Era una tarde de mayo y estábamos en un enorme y antiguo piso en la esquina de Córdoba y Carlos Pellegrini. Por la ventana se veía el cartel de Exedra. El gringo parecía un loco, tenía 22 años y una barba rala le ensuciaba la cara.
Luego llegaron los otros hermanos yo presenciaba una junta familiar. Eran mayores, dos medalla de oro en la facultad de medicina, los otros incluido el gringo apenas habían terminado el secundario.
Y yo escuchaba cuando sacó la pistola y se la puso en la sien.
-pum¡¡¡
Estaba con la pistola apuntandose a la sien.
- siempre fué un loco - dijo el Gordo.
-de aquí no zafás- dijo el gringo- o te jugás.
-yo me voy - dijo el gordo
-si te vas te matan-dijo el gringo
Luego habló Joaquín uno de los médicos, el más grande.
-nosotros nos vamos a España, ya está todo arreglado.
-y la gorda?
Así le decían a mi novia que tenía dieciseis años.
-yo me ocupo- dije

En Junio el gringo cayó en un enfrentamiento junto a un grupo en Vicente López. Recuerdo que un sábado nos reunimos en un restaurante de la calle Rodríguez Peña. Era un día frío pero con sol. Los hermanos de mi novia se fueron a España. Luego ella se iría en 1981 cuando River jugaba una final con Ferro y la ganaba con gol del colorado Vieta.  La ví subir por la escalera mecánica mientras me saludaba con un brazo en alto yo regresé en el colectivo 86, sin saber que había hecho mi parte.

viernes, 17 de enero de 2014

Ulysses

Raro libro
está lleno de ventanas
y umbrales y puertas
recorridos bajo el sol de verano
un billete que viaja por el río
un poeta que trata de reproducirse a sí mismo
el maestro guillermo
un cura que camina
con un libro en la mano
un judío que intenta
distraerse en el olvido
y no pensar en el dolor
en la ausencia de su hijo
cómo sería ahora
se pregunta
mientras unta la mantequilla
sobre el pan tostado
de cada día
Ulysses
asesino de la pereza
y de la linealidad
trata de atrapar el tiempo
alguien ha muerto
un perro al principio
hinchado flota
sobre el río
y esta el mar verde moco
y Dios en todas partes
y el vino venerable
y el tiempo dios
que pasa y pasa
hay que verlo
desde la ventana
en el cielo como en la tierra
en los cementerios
mientras aquí en Buenos Aires
Cristóbal Colón
tirado en una plaza
espera resucitar al tercer día.

Aquí me tienen

He vuelto a nacer , aunque nunca morí del todo, anduve de duelo de mí mismo. Pasé una larga noche, he dejado pasar historias que nunca escribiré. Pienso que la escritura es un acto de limpieza, de sacar de adentro los trapos, de regalar la ropa que ya no nos entra, de desprendernos de la costra luego de la herida y la sangre vertida. Algo queda y el tiempo es un viento que se mueve hacia ninguna parte. He vuelto, estuve perdido en un laberinto hasta entender el laberinto. Por allí me resucitó El juguete rabioso. No sé, hay un poema de Oliverio en donde se pregunta donde estuvo. He regresado aquí estoy hasta la próxima parte. Doy gracias a mi mujer , a mis hijos, al perrito que trajo un día mi hija Manuela con el que recorro lugares donde nunca estuve y que lame mi rostro luego de haber olido una rata muerta en la playa del Palacio Pizzurno. Gracias a él puedo escuchar las campanas de la iglesia del Carmen y cruzar con cuidado la calle.Gracias, aquí me tienen.

Tigre de Bengala

Buenos Aires arde, son las tres y media de la tarde y los 40 de térmica se meten por debajo de la puerta como cartas documento. En la esquina de Martín García y Montes de Oca hay un bar. Dos personas aguantan el bochorno. Un fumador y otro tipo que consulta la rosa de Palermo sentados bajo el sol como si nada disfrutan. Paradoja del deseo realizado un anticipo del infierno si hay alguna distracción me quedo a vivir la eternidad. Acabo de enterarme que en Córdoba, por miedo mataron a un tigre de bengala. Animal tan hermoso perdido en un lugar extraño del mundo muere lejos de su casa, una noticia triste. Un amigo me contó que en la Virgen de los Sicarios un asesino no puede matar un perro enfermo y sin embargo no duda en enviar al otro mundo a la especie humana. Un rayo cae en villa gessel. Son cosas extrañas como el hombre que trata de elegir el caballo ganador bajo el sol tremendo. Pero un tigre de bengala .

voy a seguir

voy a seguir
no importa
si me llaman
me asesinan
voy a seguir
aunque me sangre
 la vida
y hagan 38 grados
y me corten
la luz
voy a seguir
para eso tengo
aliento
manos boca
soledad esperanza
voy a seguir
siendo lo que soy
una memoria
un dolor
un corazón
que palpita

El huérfano

alguien se muere
poeta carpintero bancario
y es lo mismo
porque cada uno
dejó una huella
cantó alguna vez
miró la lluvia
se le murió alguien
a los menos un hijo
pero entonces
la piedad valida
la impunidad
el poeta sufre
y escribe una frase
memorable
el carpintero
se transforma en orfebre
y el bancario
en artista
entonces ya no es lo mismo
porque la cruz
mejora la obra
y el dolor
para algo sirve
al pintor
se le murió un hijo
lo encontraron destrozado
bajo un puente
no salió en los diarios
fué solo un detalle mínimo
no comerció con la ausencia
que extraño
cómo funciona
la piedad en los mdios