lunes, 25 de enero de 2010

el beto


La primera vez que supe de él, estaba en mi cuarto escuchando el partido. Cuando el relator, no recuerdo su nombre, lo mencionaba, había un bramido de fondo, que atravesaba el silencio,como una ráfaga, luego el efecto se multiplicaría. Golazo, el pibe fué por un lado, cuando le llegó la pelota en cortada, ella por el otro, como si estuviera convenido de antemano. Era el Gol que Pelé no pudo hacer, era el gol de un tal Beto, de revés, nada menos que a Pepé Santoro. Se encontraron tras el amague más allá y ella, mansa, rendida se metió en un rincón impensado. Supe que era un zurdo elegante y desconcertante, como un rey, se llevaba la pelota con el taco. No quiero omitir, a Jota Jota, el Beto iba con la pelota como quien lleva a una niña a su casa, se la entregaba a su padre, el arco. Tan redonda como la recibió y en las costuras, una sonrisa, se dibujaba, como agradecida.


En ese zurdo no había más que talento.

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