lunes, 27 de diciembre de 2010

El Notero

En estos últimos días, largos que te despiertas a las seis de la mañana con el sol en la cara, entre la navidad y el año nuevo, los canales de televisión se dedican a una antología que vá desde las muertes ilustres hasta los mejores bloopers. En este menester aparecen escenas de la década y algún que otro gol fallado frente al arco.

Así me entretengo, con una toalla mojada en la frente, a prudente distancia de mi mujer, algo por cierto recíproco, añorando las heladas europeas en una larga y soporífera siesta. Observe el lector la recurrencia de la palabra. Se debe a la lentitud con que pasa el tiempo.

-Y ese tatuaje- pregunta el periodista- primer plano de una cola de redondez abusiva.

-Es un escorpión- se escucha la voz de una niña. La temperatura está en los 33 grados, según el cartelito de arriba a la derecha de la pantalla. Parque Norte con la gente metida en el agua y la cámara que sigue al periodista sin perder el objetivo. Crónica tv.

Ahora la cámara se detiene frente a una mujer tirada boca abajo, con la espalda desnuda que se esconde la cara entre los brazos.

-Te gusta?

La mujer se ríe, la cámara se detiene en la mínima tanguita. Luego hace un paneo hasta donde nace uno de sus pechos.

-Cuales son tus medidas

-Cien

-Vieron qué lindo.

El periodista habla con voz melosa.

Ayer estuvo interrogando a niñas, tiene la voz queda, el notero hot.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Helena

Ocurre
que te has ido
ya no estarán
tus negros
y sonrientes
ojos
cuando llegue
a tu casa
diciendome Hola!
ni tu gesto
tras la ventana
helena
y quién
cuidará las plantas?
y a mi amigo
Pardo
y a la tierra
y a las hormigas
y a los pájaros
y al viento?
Ocurre
que ya nadie
podrá saludarme
y decirme
Tanto tiempo!
Sin tus ojos
y el olor
a pan caliente
del regreso

domingo, 19 de diciembre de 2010

El perseguidor

por un rato
entre las palabras
Cortázar
hizo
con un cuento
un solo de saxo
por un rato
un milagroso
rato
la letra
se hizo música

es mi sed

de a poco
el azul
viste la casa
es tarde
para ser día
y temprano
para soñar
hay islas
palabras sueltas
y un remoto
recuerdo
como incendios
olores rancios
algo así
se muere
en mi dentro
es mi sed
que no se colma
aunque me
beba la totalidad
líquida e inútil
el tiempo
escapa
huye de mí
hacia la noche
he escrito
y el día
es un fragmento
de infinitos
sucesos

martes, 14 de diciembre de 2010

Paseo

Pasa Marta
sé que es ella
por el ruido
de sus tacos
Pasa Adela
en un sollozo
de eterna viuda
Pasa Miguelina
y canta
Pasa Inés
con la pierna
operada
y Claudia
que se irá
en breve a vivir
a Misiones
Y pasa Delfina
justo a las cinco
hacia su casa
Y Rosa pasa
y en la radio
suena Santana
y Pasa Mario
y Alejandro
y Beltrán
Pasan y pasan

viernes, 10 de diciembre de 2010

Así no la olvido

-Y el loco?
Preguntaba la tía Pepa a la madre de mi novia.
-Está muy bien..por qué?
-No sé querida no sé....
La madre de mi novia nos miraba sobre los anteojos. Tenía la carta apretada entre sus manos aún, a pesar de haber terminado su lectura.
-De golpe se fueron todos...

Era invierno de 1976 y la tele encendida en el cuarto sin sonido mostraba a Hugo Arana.
-No se parece a Diego?
La historia del tío francés que venía de París para estar con su sobrino, todos alrededor de la mesa y la botella reluciente, en blanco y negro, Termidor.
La tía Pepa no sabía toda la historia, los detalles... Era muy sensible y la madre de mi novia no quería que la sepa.
-Por suerte estás vos hijito...
Y continuaba con su queja.
A la madre de mi novia le habían matado un hijo en un enfrentamiento. Sus otros hijos pudieron salir del pais y ahora vivían en España. Habían sido en principio cinco hermanos varones y Teresa, la gorda, mi novia.
Ahora quedaba ella, la menor.
La tía Pepa no sabía que el loco estaba muerto.
-No hay que contarle- dijo la madre-no lo podría soportar.
Cuando mi novia se fué a España y rompimos.
-Te quiero- dijo la Pepa y lloró al abrazarme.
Así, no la olvido.

domingo, 5 de diciembre de 2010

el ultimo suspiro

hay cosas nuevas
sólo hay que entregarse
como quien espera
una sorpresa
puede ser una mirada
un vueltito
de tu madre
una sopa recién hecha
de letras con un huevo poyé
a la que embebes
con pan casero
una brisa una tormenta
de verano
hay cosas buenas
una esperanza
una llamada equivocada
el boleto capicúa
el mail
la tos
el último suspiro

A Sarita

Cubículos, setenta y cinco. Baño y cocina ascensor amplio donde cabe un bandoneonista gordo, una batería, un grupo de militantes ansiosos, una familia. Mi casa, he visto a mi madrastra salir en camilla, dos enfermeros uno en cada punta mirando las luces del tablero, indiferentes, el gordo con un cigarrillo apagado entre los labios, el otro amanerado diciendo con dulzura que ella estaría bien. Sarita, Sarita la mujer de mi padre en un último viaje envuelta en una frazada mirándome a los ojos. Sarita la que me preparaba la cena, la que me esperaba las noches de invierno, mi protectora, se moría, se apagaba y sus pulmones, sus pulmones no le devolvían el aire, el aire escaso, el aire que se necesita para vivir.
-Yo nunca fumé-dijo-y ahora el aire no viene Churchill, hijo....hijo de tu padre y de tu madre. Sabes como la respetaba a aquella mujer, tu madre....
El ascensor viajaba desde el piso trece y el gordo con el cigarrillo en la boca me miraba compasivo, como si me dijera que la escena no era desconocida, que tantas noches había vivido experiencias similares. Para él sólo era una vieja que descendía en un ascensor una noche de Julio, una enferma terminal, engañada por la esperanza de lo penúltimo.
Para mí, esa mujer regresaría, se lo dije:
-No tengas miedo, la vida siempre nos dá una oportunidad...
Ya no volvería. Yo lo sabía y ella también....
-Cuidate flaco -me dijo y envuelta en frazadas, antes de cerrarse las puertas, me dijo adiós.