viernes, 10 de diciembre de 2010

Así no la olvido

-Y el loco?
Preguntaba la tía Pepa a la madre de mi novia.
-Está muy bien..por qué?
-No sé querida no sé....
La madre de mi novia nos miraba sobre los anteojos. Tenía la carta apretada entre sus manos aún, a pesar de haber terminado su lectura.
-De golpe se fueron todos...

Era invierno de 1976 y la tele encendida en el cuarto sin sonido mostraba a Hugo Arana.
-No se parece a Diego?
La historia del tío francés que venía de París para estar con su sobrino, todos alrededor de la mesa y la botella reluciente, en blanco y negro, Termidor.
La tía Pepa no sabía toda la historia, los detalles... Era muy sensible y la madre de mi novia no quería que la sepa.
-Por suerte estás vos hijito...
Y continuaba con su queja.
A la madre de mi novia le habían matado un hijo en un enfrentamiento. Sus otros hijos pudieron salir del pais y ahora vivían en España. Habían sido en principio cinco hermanos varones y Teresa, la gorda, mi novia.
Ahora quedaba ella, la menor.
La tía Pepa no sabía que el loco estaba muerto.
-No hay que contarle- dijo la madre-no lo podría soportar.
Cuando mi novia se fué a España y rompimos.
-Te quiero- dijo la Pepa y lloró al abrazarme.
Así, no la olvido.

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