jueves, 6 de junio de 2013

CHABON

que pasa chabón
andas perdido
babeando venganzas
plato que se sirve frío
se te van los años
y la vida sucede allá afuera
más allá de la puerta
hay un abismo
entre el balcón y la calle
te paseas como
juez de línea
de la sala al comedor
no escuchas chabón
sólo escupes
palabras sin sentido
no seas plomo
acordate del olvido
o andate por allí
hay tantas plazas
que te dan pochoclos
cuidado al cruzar la calle
que no te pise el colectivo

Tipitos

Ya hace mucho que la gente menciona  a los tipitos. He buscado alguna definición en internet y poco he encontrado. Sin embrago existen los tipitos, son como muñequitos que se introducen en los resquicios para molestar a la gente.Hay los que se dedican a emboscar a las hormigas con un alfiler en la mano. Son casi invisibles pero gracias a la ayuda de una lupa uno los puede observar en alguna calle de Barracas, aquellas en que brotan entre las baldosas los yuyos del pasado. También cuando uno sale de la casa se encargan de traspapelar las cosas por suerte tengo mi perrito callejero que los suele comer junto a las migas en el piso de la cocina. Pegan un chillido agudo que solo mi perrito puede detectar. Generalmente despues de comer a los tipitos se tira en su almohadon y duerme con las patitas para arriba y la lengua colgando a un costado. A veces algun tipito le cae mal entonces vomita cadáveres invisibles en el balcon de la casa. Si usted quiere contratarlos para hacer alguna tarea están disponibles para eso debe recurrir al jefe de los tipitos que es un tipo´grande y que suele domesticarlos. Vive en una vieja casona de Palermo y tiene un gran sombrero para disimular algunas protuberancias. Antes que nada hay que escucharlo sentado en un sillón desvencijado. Cuenta que ha resucitado varias veces y ahora está entretenido con un tipo al que a través de sus tipitos martiriza de gusto por una supuesta deuda impaga. Dice que pueden ser muy molestos y que sabe que no hay conjuro contra los tipitos una vez que se han lanzado tras la presa.
Nos despedimos y sabiendo un poco más del resucitado y sus tipitos amaestrados me voy más tranquilo a mi casa. Claro que se suelen meter en tus sueños si no tienes el antídoto y molestan ,hay que ser pacientes, los tipitos duran poco si uno los ignora o se acostumbra.
Yo viví al lado de las vías del ferrocarril sur, me costó  ignorar el tracatran de los trenes, pero una vez que uno se acostumbra se olvida.
Por las mañanas antes de ir al trabajo barro el balcón por si alguno resucita.

martes, 4 de junio de 2013

Freud y el 102

Leo unos escritos de Freud sobre las bondades de la cocaína. Es interesante el experimento, escribe sobre el efecto positivo para sacar las adicciones del opio y la morfina. Cita a los antiguos de los Andes y cómo através del consumo de la coca pueden pasar días enteros con el mínimo alimento. En varias cartas a sus amantes y su hija relata el impacto de sus conferencias en París allá por 1886. No puedo dejar de leer mientras espero el 102 que me lleva a Barracas. Al subir me desalienta el hecho de tener que viajar parado. Me gusta sentarme en el primer individual del fondo ya que desde allí puedo observar el pasaje y leer algunos párrafos. Hay una chica que por el aspecto olfateo que ba a bajar en tribunales. Ha guardado su blakberry en la cartera y allí me paro tranquilo y esperando como un pescador avezado.
Allí baja y me desparramo en el asiento. Ya estamos en Belgrano y escucho el murmullo del pasaje.
Un perro blanco se pasea entre los asientos, un típico perro de la calle camina con naturalidad por el pasillo y se pierde bajo el asiento de una chica que está leyendo un libro de Caparrós. Un tipo que transporta un objeto musical acaso unos platillos me mira en tono cómplice.
-este se baja en Constitución- dice
Y era cierto. Al llegar a Constitución el perro se baja por la puerta de atrás.
-Ahora se subirá al tren- escucho decir al músico mientras el perro se aleja entre la multitud corriendo a la par del colectivo.
Todo es natural y hermoso. Por un rato he contemplado y sentido la magia que irradia este perro blanco de la calle.
Luego sigo mi lectura mientras pienso en la eterna búsqueda del ser humano.

Club Francés

anoche
mientras comíamos
puse mi mano
sobre la tuya
y como si nada
me subí por tus pestañas
hasta llegarte al corazón
fue un ratito
tan sublime como eterno
afuera las voces
sonaban acompañadas
por el chocar transparente
del cristal
me deslicé por tus lágrimas
y me ahogué en el vino rojo
y te soñé de nuevo
eterna como la noche
mientras los mozos
explicaban el manjar
de la celebración