miércoles, 6 de enero de 2010

colega

Son las nueve de la noche y vengo del supermercado chino. He comprado entre algunas cosas. dos botellas de vino del bueno. La cajera de mala gana me ha dado dos bolsas para la preciosa carga, asoman como dos gemelos recien nacidos, lo llevo con el cuidado suficiente que no tuvo una vez mi padre. Habìa regresado de chile, esto fue hace muchos años, y traìa una botella de casillero del diablo, como un trofeo. Al abrir la puerta del auto, en la cochera, se le hizo trizas en el suelo. Recuerdo la desazòn del viejo, urgente fuè a buscar un trapo y lo usò para que absorba el vino derramado. Luego con paciencia lo estrujò , derramando el contenido en un vaso.
-es casi lo mismo-dijo

-Eh colega?- el hombre se me acerca. es un pordiosero que duerme en la plaza- me das un peso?
Abro la bolsa, extraigo una botella y sin decir palabra se la entrego.
No se sorprende, enfila hacia la plaza silencioso, como si temiera tropezar con mi arrepentimiento.

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