jueves, 28 de enero de 2010

El Moisés de Miguel Angel


Laburaba ping ping¡¡¡¡, sobre un bloque inmenso de granito, los paseantes se quejaban porque no los dejaba dormir, ping ping¡¡¡, un comendatore en su baño, pensaba que era Edesur, o un ataque corruptivo del maese macri, una dama envenenaba a su marido, autor de la orden.
Ahí estaba el joven, desquiciado y desobediente, tallando la piedra para encontrar lo que había soñado, tenía un pasaporte, firmado por Dios, si bien el documento no tenía huellas dactilares, la foto retratada por leonardo, era de un tipo bastante parecido a Lorenzo como para discutirlo.
Así estuvo días y noches golpeando, hacía falta mucho para encontrar el final de obra tan obsesiva, la gente no lo entendía, estos políticos, eran tan excéntricos....
-por qué no hablas¡¡¡
le gritó cuando la piedra se transformó en un hombre severo y barbudo.
Le llamó Moisés, aunque se parecía demasiado al viejo Da Vinci.

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