Poema Idilio Muerto
de César Vallejo
Qué estará haciendo esta hora
mi andina y dulce Rita de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio,
y que dormitala sangre,
como flojo cognac,
dentro de mí.
Dónde estarán sus manos
que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.
Qué será de su falda de franela;
de sus afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar.
Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: «Qué frío hay... Jesús!»
y llorará en las tejas un pájaro salvaje.
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