domingo, 18 de abril de 2010

Homenaje a los Chalchas


Hace muchos años que me fuí de Salta. Nunca me gustaron los chalchaleros, me parecen una muestra pobre de lo que es nuestro folklore, y cuando hablo de eso, no soy un profano, en mi casa el culto siempre fué clandestino e irrespetuoso. Y lo digo por que se priorizaban, en las navidades, los villancicos y alguna que otra serenata, la del 900 recopilada por Gustavo Leguizamón, cuchi para sus amigos, se escuchaba cuando la madrugada se reflejaba sobre los altos cerros del Oeste. También estaba un genio de apellido Espinoza que fué un introductor de la vidala, Arturo Dávalos, con sus reminiscencias Shubertianas, escribió entre algunas piezas memorables, la salamanca y la vidala del silencio. Todo eso, más Castilla , mencionado de paso por el lamentable turco Maharbiz fué el homenaje a los chalchaleros que emitió Crónica Tv el viernes por la noche donde la estridencia y el mal gusto nos mostraron una andanada de actuaciones de mal gusto al pié de monumento al general Guemes.
Una comparsa, las voces de Orán y el estridente vocinglero Palavecino volaron los tímpanos de alguno que otro Salteño de buen gusto.
Ay!!Salta en qué manos has caído, al decir de Perecito, ya ni el diablo te salva, eso sí, Pancho Figueroa y Polo Román forman parte de una horrible escultura en la entrada de mi ciudad, atrapados los chalchas por una red donde sus rostros resistirán a los temporales y a los excrementos de los pájaros, con la impavidez de los que se venden al mejor postor.
El Caudillo, desde su monumento centenario se escapó con su caballo vaya a saber hacia donde. Harto de este circo irrespetuoso.

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