Antes los matones se reclutaban en los oscuros suburbios. Sicarios de la causa conservadora asesinaron a un senador díscolo y arriaban a los humildes a votar por el patrón. Ahora se llaman barrabravas, se tatúan y se especializan en romper los débiles huesos de los que no están de acuerdo. Ahora el patrón es el bien aprendido barrasindical, andan en automóviles importados y los sostiene el aparato.
La excusa, eliminar como sea la amenaza roja.
Lo peor lo que intoxica y lo que asesina, nos inunda.
El asesinato de Mariano Ferreira nos revela la masacre de Ezeiza.
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