domingo, 9 de enero de 2011

El primer tren


Nada mejor que escuchar la partida del tren. Hay escenas inolvidales en el cine, ese vaporcito envolviendo los personajes, aquella imágen de Il Vitteloni de Fellini con ese niño saludando en el andén. Esa forma de partir, lenta donde uno puede arrepentirse con tiempo. Pero escuchar desde tu casa a tres cuadras el ruido de la máquina, el arranque perezoso e inevitable del Cinta de Plata que partía dos veces por semana a Buenos Aires era un espectáculo incomparable.
El Cinta de Plata al que abordé con mis seis años y que me llevó para siempre por primera vez.

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