lunes, 28 de junio de 2010

Santos Perez


si tuviera un cuchillo, dijo Santos Pèrez, engrillado antes de su fusilamiento. En su rostro torturado en la càrcel de Lujàn, en su mirada demencial, aùn se reflejaba la cabeza de Facundo asomando por la ventana de la diligencia que lo transportaba aquella madrugada lluviosa de Barranca Yaco y sus manos ahora temblaban.
Cuando su dedo apretò el gatillo, habìa, mierda ciertas convicciones.
Si nò lo hubieran sujetado, habrìa devorado el grupo de emisarios de Rosas que clamaban por la justicia.
¡ASESINO¡
Oyò, antes que la metralla, ahogara el alarido.
Quien se atreve a matarme¡¡¡
-dos tiros- dijo Rosas-a veces hacen falta dos tiros para matar a un pàjaro.
Ahora ya no se sabrìa, para siempre, nada

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