-Pobre Carlitos!!!- exclama Jorge-tuvo mala suerte!!!
Estamos en el fairway del hoyo once de Ranelagh. A mis pies la pelota bien asentada espera volar hacia el plano inclinado que es el green. Tomo el hierro siete, un buen impacto y seguro que la dejo cerca de la bandera.
-Pará- me dice- que es toda una historia.
Jorge es mi compañero de los jueves. Nos encontramos a primera hora y a las ocho y media de la mañana salimos a caminar, como dice, y jugar dieciocho hoyos, con resultado incierto. La charla es una de las más feroces enemigas del juego para un tipo con dieciseis de hándicap como yo. Un tipo que se roba unas horas de trabajo para entregarse a su vicio, como dice mi mujer.
Le hago un gesto y busco concentrarme en un buen golpe.
Hago un swing de práctica mientras me arrepiento de haberle preguntado por Carlitos, un socio que se suicidó hace unos años y que salió en la tele con el titulado de Crónica TV EMPRESARIO SE PEGA UN TIRO. Cierro la mente, o al menos eso creo, tratando de no pensar en nada y ahora pienso que necesito ese par para seguir con vida, me quedan seis golpes y ocho hoyos por jugar.
Allí vá la pelota muy a la derecha lejos del green, golpe errado.
-Que lástima!!!- dice jorge y golpea la suya a la vez que volando se asienta en el green.
Un golpe más, pienso mientras camino hacia mi pelota, ignorando la belleza del campo con sus robles añejos y su pasto verde y prolijamente cortado.
-Buen tiro!!!- Grita desde el green y allí está la bochita a un metro de la bandera.
Mientras camino solo pienso en que se calle y en silencio marco el sitio donde quedó la pelota.
-Bien Ramiro como te iba contando fué una tragedia, no sabés....entró.
-Buen par
-Gracias, fué difícil
-No me pareció, puedo jugar?- Analizo mi putter, cae un poquito hacia la derecha. Jorge tiene el mástil de la bandera en su mano. Setenta años. Se le notan sólo cuando camina después de un mal golpe. Médico pediatra , jubilado, gran cocinero y amante, según él aunque yo le creo. Pienso de nuevo en la necesidad de que la pelota entre para seguir en juego y en Carlitos un tipo agradable que se pegó un tiro. Los golfistas somos superticiosos y antes de golpear una pelota, hipersensibles.
-Qué lástima, fallaste...cinco? como te contaba....
Caminamos hacia la salida del doce. Estoy caliente y sin culpa y me da bronca que me importe más mi error que lo que le pasó a Carlitos, el pobre Carlitos y Jorge con su relato.
-Pegás primero vos, ganaste el hoyo...
Y allí está con ese swing cortito y esa manera de mover las caderas antes de darle fuerte a esa pelotita que se pierde de vista.
- A mi edad!!!!
Siempre dice lo mismo y pienso en eso y por un rato me olvido de la historia, la inevitable historia de Carlitos y me concentro en este golpe salvador, casi perfecto....
Caminamos, trato de cambiar de tema, hablamos del colesterol y de mis triglicéridos pero él con su astucia de vasco" mucha nariz poco culo vasco seguro" otro de sus dichos, vuelve.
- Era un hombre feliz, sí,sufrió la pérdida de su mujer, un cáncer. Sí, pero allí no queda la cosa- me dice. No es como vos crees...
Entonces Jorge irrefrenable. me cuenta.
"Lo cierto es que después de enviudar, se puso de novio con una pendeja que era un minón" caminamos cada uno hacia su pelota, pega él, después yo y mi pelota se vá al agua, ya no importa tanto como lo que le pasó a Carlitos contado por Jorge con su voz suave casi murmurante. " Divina, una azafata, varias veces la trajo al club, se nos caía la baba. Vos dirás que era suficiente y nó, era una atorranta"
Los últimos hoyos son absolutamente secundarios, un marco para la historia de Jorge.
"El se enteró y la dejó. Nó, no estaba triste, había amado a su mujer pero aquí biene la otra parte: resulta que la mina. Mercedes, creo que se llamaba, lo citó a la casa en un intento por reconquistarlo. Fué a la peluquería, se hizo las manos y lo esperó una tarde. Cuando llegó, le dijo que no podía vivir sin él, que si la dejaba, se quitaría la vida, Carlitos dió la media vuelta para irse y la mina así como estaba, se sacó los zapatos y se tiró por la ventana de un séptimo piso". " Por suerte estaba la mucama que pudo atestiguar".
Ahora le pido que se calle por un momento, pero Jorge sigue;" después salió con una mina que había estado casada con un socio de Macri, te imaginás, se gastó una fortuna, salía en la revista Caras, en fin, se endeudó hasta quebrar. Entonces, al fin una tarde bajó a la cochera y se pegó un tiro en la boca y listo".
- No tenés tanto colesterol- me dice y nos despedimos hasta el jueves que viene
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