miércoles, 25 de noviembre de 2009

La torta

"Cinco mil huevos", recuerdo que dijo, frente a las cámaras de televisión, el coronel interventor de la provincia de Salta, :"tres toneladas de harina y quinientos kilos de azúcar", con tono altisonante como dirigiéndose a su tropa."será la torta más grande del mundo".
Era finales de los sesenta y la ciudad se preparaba para cumplir años el 16 de abril, por alguna razón que aún no recuerdo, vendría el presidente a inspeccionar el estado de la provincia.
Ya habíamos presenciado el festival latinoamericano del folklore, el campeonato mundial de la empanada, ganado por doña Florentina Quispe en una final inolvidable de degustación hecha por el mismo gobernador, y que le causó, según se contaba, una colitis de la que le costó recuperarse. Aún lo recuerdo, con el andar de petiso, recorriendo y repartiendo sonrisas, con el rostro achicado por el amplio bigote, la visera, y los anteojos negros Ahora se haría la torta más grande del mundo, sí señores, cómo no celebrar con el pueblo su cumpleaños trescientos.
Con la política proscripta, la gente sólo acudiría si había pan y más que bueno."un gran merenge de cuatro pisos, una torre blanca rellena de dulce de leche" concluyó el coronel, luego con un golpe fuerte de talones, y una vibración que hizo temblar la cámara, se retiró del lugar acompañado por el obispo y el ministro de educación, un ingeniero especialista en puentes, calvo y medio tartamudo.
Se haría en la plaza Guemes, frente a la actual legislatura( en ese momento eran los tribunales de justicia) al lado del monumento a Don Hernando de Lerma, fundador de la ciudad y representado con la espada apuntando a la tierra y la mirada dirigida hacia el cerro San Bernardo.
Yo vivía a la vuelta , así que por ocio o curiosidad hice algunas excursiones para observar en detalle, la gran construcción, pero un vallado de soldados y un alto círculo de lona, rodeaban la obra y sólo podía ver la cabeza de don Hernando asomando como si quisiera huir del grupo de reposteros que trabajaban en silencio.
La torta se iría construyendo poco a poco y el gobernador rezaba para que no lloviera o que algún otro fenómeno conspiraran con su objetivo primordial.
-Será inolvidable, llegamos justo a tiempo.
Se supo que la idea había surgido de su esposa, se supo por un colaborador indiscreto, que tenía que hacer algo, para justificar sus funciones y que sería una oportunidad excelente para ascender a general.
Y llegó el día.
El gentío se agolpó alrededor del muro de lona, instalaron un micrófono, que estuvieron probando "hola hola" desde muy temprano. El acto sería a las tres de la tarde, pero hacia el mediodía se instalaron y cubrieron el césped, vendedores ambulantes de empanadas y vino.
-Después viene el postre - declaró el loco Cancino jefe de la barra brava de Juventud y su grupo de choque levantaron las botellas para festejarlo.
Cuando se acercaba la hora , cayó la lona:
Era inmensa y blanca como una pirámide escalonada, casi de la misma altura que el monumento. Dos chicos pequeños , habian escalado como monos un árbol y sentados a horcajadas en uno de sus brazos, se mecían lentamente sobre la torta. Nadie, muy pocos los vieron, creí sentir como todos un deseo extraño, algo primitivo, inevitable.
Al lado, un pequeño escenario aguardaba la inminente llegada del gobernador, entonces nos empujaron y lo vi : al pasar a mi lado pude sentir el olor a pomada y ver sus enormes botas color suela
Luego subió al escenario,orgulloso y en silencio , solo se escuchaban los pasos a través del micrófono que se multiplicaba por los parlantes diseminados entre los árboles de la plaza. Luego lo hicieron el obispo y un grupo de civiles que se sentaron a sus espaldas.
El obispo se paró y arrojó agua bendita. Después, la esposa del coronel, una gorda alta, con un sombrero adornado con flores cortó la cinta rosa con una tijera de podar y se sentó luego de recibir algunos saludos. Se sonó la nariz, emocionada, con un pañuelo y miró al gobernador, que esperaba para decir su discurso con un papel en la mano y en la otra sus anteojos...
-Pueblo de salta -exclamó- lamentablemente no pudo venir nuestro presidente...
Hizo una pausa.
-!!!Queremos el postre!!!- escuché a mis espaldas una voz, luego otra y otra.
En un instante el clamor se apoderó de todo , como un torrente cubriendo la voz del gobernador,espantando los pájaros.Creí ver el temblor de la crema.
-Cuidado!!- una mujer chilló a mi lado -cuidado...
Primero, fué el que estaba más cerca, luego el otro niño cayeron sobre la cúspide de merengue, y se hundieron hasta desaparecer completamente.
La masa avanzó sobre los soldados,incontenible, hacia la torta que se desmoronó hacia un costado dejando un esqueleto de madera y crema. En menos de un segundo todo era un alboroto de manos y rostros y el gobernador desapareció entre el confuso merengue.

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