viernes, 22 de junio de 2012

La Ley de la calle

Las nubes avanzan sobre el cielo, son blancas, inmaculadas. Los rascacielos estan en las alturas màs allà de Rusty James, las padecen con su intermitencia, como barcos gigantescos, tal vez los ricos no las perciban, otra dimensiòn, allà donde los pàjaros embisten contra las torres de vidrio, pàjaros sin memoria, pàjaros de viento. Exagera Francis Ford Coppola, exagera como en Apocalipsis Now, humilde como el borracho que bebe en un rincòn del bar de Benny, sapiencia del que conoce el fin de la historia. Sapiencia, virtud de los hombres callados como el chico de la moto, cristo de los suburbios, hermano mayor que todo la ha visto y que calla, cuando aparece en medio de la pelea que se produce debajo de una autopista o de un puente o de una fàbrica abandonada y gigantesca. Sobre el lomo de su moto, observa la pelea de los chicos de la calle, de su hermano que combate en una danza perfecta, de su hermano que la tiene a favor en el blanco y negro. Y que se sorprende sin evitar el hondo tajo traidor que se le hunde en el vientre, y por el que borbotea el lìquido negro de su sangre fresca, que le propicia su contrincante, un chico blanco de la banda enemiga un chico impotente que quiere quedarse con su alma.
La ley de la calle, un tìtulo español de una pelìcula que se refiere a peces rojos, cautivos en un acuario, dos hermanos que el chico de la moto se ha propuesto  liberar de su color evidente, dos extraños atrapados en el blanco y negro.
Ay hermano, has regresado para contarme cual es mi destino, mi propòsito en este mundo que acontece entre la gente y solo callas y me dices que no estoy preparado.
Enorme historia, dedicada a los que hemos perdido nuestros hèroes a pesar de seguirlos por el laberinto de una noche y que no nos dieron màs respuestas que sus actos. Es el rey, nunca seràs como èl le dice un negro en un billar, otros toman cocaìna y de las narices llenas de moco blanco, brota se escapa la vida. El tiempo es un enorme esfera sin agujas, el tiempo que Rusty James se encarga de malgastar porque no sabe lo que significa el tiempo. Poeta de las imàgenes Coppola, sin melancolìa nos muestra e insiste con Dennis Hoopper, el Kurtz de la historia, el padre y la borrachera lùcida de su sentencia." si la locura consiste en conocer la profundidad de las cosas, estamos locos". Pelìcula en blanco y negro. Piel blanca y sangre negra. Rusty James lleva un tajo para siempre en el vientre, convivencia, rastro imborrable que ha de llevar luego del asesinato de su hermano y de la pasividad de su padre abandonado al destino que le enseña la sapiencia. Gracias a la ley de la calle, uno puede pensar que aùn los poetas gobiernan los hechos inexplicables.

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