lunes, 21 de marzo de 2011

La Guerra del Cerdo

Bioy escribe bien, tiene cadencia, te lleva de la mano por sus relatos, te muestra una casa, una forma de ver la vida. Así transita Isidoro Vidal por su escritura. Hombre que anda en la zona gris de los años y que vive en una pensión de Palermo y que tiene un hijo que estudia en la facultad. Es el Diario de la guerra del cerdo una novela perfecta, breve y dolorosa. Hay que terminar con los viejos, el mundo ya no les pertenece. Entonces Isidoro vé pasar su vida, el abandono de su mujer, las colas para cobrar la jubilación, el asedio del matón a sueldo, las demoras.
Isidoro es demasiado joven para ser viejo y demasiado viejo para ser joven, entonces pasa que al salir del boliche con los muchachos luego de una partida de truco, una fría noche de junio, presencian el linchamiento del diariero a mano de una patota.
Es el principio del drama. Buena versión la de Torres Nilson, con José Slavin , Marta González y elenco.
Bioy en esa novela avisora lo que luego pasará en los setenta.
Tan claro como el agua.

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