miércoles, 9 de diciembre de 2009

la chica



. Era como un sueño imposible de contar . "Cuando me suceden las cosas no las pienso, las vivo con tanta intensidad, que no hay palabras", pensó .Aparte ella era chica y nadie le creería , ordenar aquellos sucesos , pequeños y significativos de su vida en su diario ,escribirlos en secreto, o en un cuento como si se tratara de otra y no de ella misma:, frases, oraciones. El cuento así, era otra cosa, allì se abrirìan puertas a la curiosidad ajena. Era un riesgo que de niña asumìa para que luego la trataran de fantasiosa e inclusive la controlaran hasta cuando dormìa. A quien contarle sobre aquel fantasma que la visitaba y que con voz casi inaudible, le anticipaba
el futuro. Al principio no le creyò,como otras veces, hasta que sintió algo cálido, caer entre sus piernas y pudo comprobar lo que había en sus manos y se puso a llorar. No se animaba a contarle a su madre, acaso la internarìan o la llevaran a la casa del hombre de anteojos que le harìa las preguntas de siempre mientras tomaba nota en un pequeño cuaderno. No entendìa eso de andar encontrando repuestas para todo tan propio de los mayores. El tiempo era una caja de madera inmensa, haciendo tic tac, en el gran salòn de la casa."El tiempo es el recorrido de un punto al otro" recordò que le habìa contado el fantasma y ella se lo explicò a su madre .

-Quien te lo dijo?

-Alguien, la caja de madera.

Era en la casa del campo, donde màs la visitaba, en los dìas largos de verano cuando sin motivo; la mandaban a dormir la siesta . Era una casa colonial de innumerables habitaciones, algunas a las que nunca pudo conocer y sólo eran puertas cerradas porque era muy chica para visitar la sala de armas o la habitaciòn de sus tìos abuelos .

-Me contàs porquè?-

Estaba acostada y se habìa puesto una toalla entre las piernas para no manchar las sàbanas. Le dijo que era la vida y que ahora podrìa tener hijos.

-Se van a enojar.

Si le cuentas lo que te digo se van a enojar, no es engañarlos si le dices lo que te pasa. Ellos no entienden que el tiempo no existe y jamàs lo comprenderàn. Yo no te he elegido para contarte estas cosas, fuè porque conoces las verdaderas preguntas.

-Y cuales son las verdaderas preguntas?

Aquellas a las que sòlo vos conocès las repuestas.

-Hay hijita!!! exclamò su madre, cuando le mostrò la sangre que le chorreaba entre las piernas.
No lloró esta vez. Se quedó esperando, sin preguntas para hacer.

2 comentarios:

  1. Buenísimo! espero la segunda parte de este cuento. Me recuerdo un poco a H James.

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  2. Gracias hermanita, pensé en vos y en los personajes que construye la niñez

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