jueves, 23 de julio de 2009

El corregidor

Miente, miente que algo quedará. Juan escribió una larga historia sin saber el género, alguien le dijo luego de leer un par de frases, que se trataba de una viñeta, es un poema en prosa, dijo otro, es inentendible le dijo su mujer.
Juan se acordó de la sentencia y se puso a corregir. Corrige, corrige que algo quedará. Se acordó de Borges, de tantos buenos escritores, que iban suprimiendo palabras y entonces se potenciaba el significado. Trabajó noches enteras, agregó aquí, suprimió allá, el muerto resucitaba, el árbol ya no estaba. El personaje jamás llegaba a la esquina se había olvidado de mencionarla anteriormente. Había un personaje que aparecía luego de corregir una página, no recordaba haberlo puesto. El poco sentido de la historia se fraccionaba, los artículos desaparecían, los sustantivos se convertían en verbos.
Ayer le pregunté por su historia. Ahí anda, me dijo, liberada a la buena de dios.

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